Por Danilo Siliotto
Recientemente salió a la luz la investigación que está realizando el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en ingles); conocida con el nombre de “Panamá Papers”. En breves palabras, consiste en 11 millones de documentos filtrados de una firma de abogados radicada en Panamá, Mossack Fonseca & Co., la que se dedica, entre otras cosas, a la constitución de sociedades offshore.
Una sociedad offshore, sin entrar en detalles, es una sociedad radicada en territorios denominados “paraísos fiscales”, los cuales poseen una baja tasa impositiva en lo que respecta a la actividad comercial, y brindan entre otras cosas, protección de activos y secreto bancario. Mossack Fonseca garantizaba a sus clientes, confidencialidad en las operaciones financieras, protegiendo su identidad, lo cual es totalmente aceptable; el problema radica en que surgieron nombres polémicos, como ser Muamar Gaddafi, entre muchos otros, incluyendo personas asociadas con el terrorismo.
Las empresas offshore son legales, y lógicamente, en la mayoría de los casos persiguen fines lícitos, pero este tipo de organizaciones posee mayores facilidades para lograr una efectiva evasión impositiva, y precisamente esto, es lo que provoca revuelo; la sospecha de que Mossack Fonseca le ayude a sus clientes a quebrantar leyes.
La Nación brindó una entrevista realizada a Ramón Fonseca, co-fundador de la firma, la que cito en parte a continuación:
[…] su empresa no tiene responsabilidad por lo que los clientes hacen con las compañías offshore. Lo comparó con una "fábrica de autos", cuya responsabilidad termina una vez que el vehículo es producido. Culpar a Mossack Fonseca por lo que la gente hace con sus compañías sería, dijo, como culpar a la fábrica de autos "si el auto se usa en un robo".
Claramente no se puede responsabilizar a la firma legal, por las acciones posteriores de sus clientes, excepto cuando se trate de un criminal, caso en el que, con un poco de sentido común, la compañía debería negarle sus servicios, en base a las circunstancias. Una cosa es fabricar un vehículo, y otra fabricarle un camión a medida a alguien vinculado con la trata de blancas.
Por otro lado, la BBC proporcionó otro testimonio de la firma legal, en la que estos últimos expresan:
Si detectamos actividades sospechosas o malos comportamientos, informamos de forma rápida a las autoridades.
Esta declaración parece mucho más acertada que la anterior, pero sigo sin entender, como es posible que no sea sospechoso contratar con un famoso transgresor a los derechos humanos, como lo es Gaddafi, o con Mubarak antes de ser absuelto, entre muchos otros personajes.
Me auto proclamo un ignorante en lo que respecta al ordenamiento legal panameño, por lo que no tengo idea si va a existir una sanción legal para Mossack Fonseca, aunque es probable que, siendo una de las firmas de abogados más importantes, se las hayan rebuscado para protegerse en cualquier escenario. De lo que no tengo duda es de la condena social, como consecuencia del comportamiento inescrupuloso y anti ético de la empresa.
Antes de concluir quiero dejar sentado que esta reseña puede contener errores debido a la novedad del suceso, los cuales agradecería que sean enmendados en los comentarios; y que este comentario abarca una pequeña parte de un escándalo a nivel global.
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