Por Facundo Fuentes
Sin ningún lugar a dudas es el fútbol el deporte más hermoso y apasionante del mundo, practicado y admirado por multitudes, no siendo ajeno a ningún rincón del hemisferio. Sin embargo, ha sido salpicado de sangre a lo largo de la historia.
La violencia en el fútbol es un fenómeno cultural y social no exclusivamente argentino pero que si se ha potenciado y agravado en nuestras tierras en los últimos años.
El argentino es particularmente futbolero, desde la cuna ya le inculcan amar a unos determinados colores e identificarse con una institución, su escudo y camiseta. Es el hincha el que le da significado a este deporte, poniéndole color a las tribunas, alegría y canticos plagados de ingenio semana a semana.
Como si fuera una salida a los problemas cotidianos el argentino se refugia cada momento que comienza a rodar la pelota, muchas veces expulsando la ira contenida insultando a jugadores, policía, árbitros e hinchada rival y en casos extremos llegando a la agresión física. Es que el hincha va a defender a su equipo como si fuera parte de uno mismo, y va a querer siempre el triunfo para sentirse superior al otro al menos futbolísticamente.
Está claro que hay hinchas e “hinchas”. Encontramos al simpatizante por una escuadra que asiste como espectador y en ocasiones acompaña con un cántico; al fanático fervoroso que alienta y putea todo el partido, que saca pecho orgulloso en cada victoria y le duele la derrota, caracterizado por ser apasionado, sufrido, intolerante, orgulloso y temperamental. El simpatizante no suele ser violento, mientras que en el segundo caso puede llegar al desborde emocional y entrar en un estado fuera de sí, aunque no es tan habitual que llegue a la extralimitación.
Ahora bien, encontramos un tercer tipo de hincha: el barrabrava. La barrabrava es un grupo de individuos organizados identificados con un equipo específico, siendo los principales protagonistas de incidentes y delitos dentro y fuera de la cancha.
Los barrabravas se hacen llamar hinchas pero rara vez le hacen un bien a su club, sino todo lo contrario, a menudo suelen perjudicarlo deportiva y económicamente. En la República Argentina sin ir más lejos en los últimos días fueron detenidos más de 200 barras de Boca Juniors en Asunción del Paraguay por protagonizar hechos de vandalismo, suceso que le puede significar la prohibición del acompañamiento de su hinchada en competiciones internacionales. Recordemos que la institución xeneize ya viene de superar una sanción por parte de la CONMEBOL también por incidentes con miembros de su barra. En los últimos días también se han visto aprietes de la hinchada de Colón y Newells Old Boys pidiendo a sus jugadores más del denominado factor huevo bajo la consigna de “triunfo o muerte”.
La gran mayoría de las muertes en el futbol argentino han tenido como protagonistas a los barras. Este año lamentablemente se ha llegado a la victima 310 (oficialmente) en donde un hincha de San Martin de Tucumán fue apuñalado por miembros de la “inimitable” (barra de Atlético Tucumán) tras un encuentro amistoso entre decanos y cirujas.
Muchas han sido las medidas adoptadas en Argentina en materia de seguridad para erradicar este flagelo. El hecho de que las hinchadas visitantes no puedan concurrir a los estadios ha disminuido los enfrentamientos entre barras de hinchadas rivales, pero la violencia continúa entre las agrupaciones de un mismo equipo los cuales se enfrentan entre sí por lugares en la tribuna, entradas, manejo del estacionamiento,etc.
En la provincia de Salta los hechos de violencia han ido alejando a la familia de la cancha, siendo cada vez menos la cantidad de espectadores que concurren a los cotejos. En materia de de seguridad se implementaron diversas medidas, quitándole el color y el folklore a las tribunas. Está prohibido el ingreso con banderas, bombos y trompetas, llevando al plateista a sentirse como en un teatro. El derecho de admisión también corre con rigurosidad, estando identificados aquellos que no pueden ingresar al espectáculo. El Club Atlético Central Norte cuenta con más de 800 hinchas con derecho de admisión y las facciones de la hinchada se dividen en dos tribunas a causa de sus constantes enfrentamientos. El Centro Juventud Antoniana cuenta con cerca de 500 hinchas con prohibición y también con división de tribunas. En tanto el otro equipo salteño llamado grande Gimnasia y Tiro es menos violento y problemático pero aun así suelen verse con frecuencia enfrentamientos en la popular.
En definitiva, el futbol y la violencia van de la mano y mientras mayores controles se apliquen para combatir esta problemática podremos evitar sufrir más perdidas, aunque difícilmente tengamos la posibilidad de vivir un futbol en completa armonía, pero sepan que todos los amantes de este deporte tan maravilloso no se van a quedar nunca de brazos cruzados en tanto este tumor maligno siga ensuciando el balón.
“La pelota no se mancha”. Diego Armando Maradona.
Una triste realidad! buen articulo sigan asi chicos
ResponderBorrarMuy buena nota facu!
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