La misma grieta de siempre

Por Antonella Lettier

      “Hay como una división irreconciliable en Argentina, a esa división yo la llamo la grieta y es lo peor que nos pasa e incluso va a trascender al actual gobierno”, fueron las palabras de Jorge Lanata en el año 2013. Con esta frase recordada por todos, quiso exponer su gran preocupación por la división de Argentina en la época del gobierno kirchnerista.

       Si bien, coincido en que el gobierno K durante los 12 años pasados aumentó la división de la sociedad, ya que hizo de este sistema el típico “divide y reinarás”, no creo que esta “forma” de llevar adelante el poder haya sido simplemente de Néstor y Cristina, si no que desde que la Argentina no era tal, ya que estaba en manos de la Corona española, el pueblo estaba dividido. 

       Cuando los criollos buscaron hacia el 1800 la independencia, entre estos mismos había grupos antagónicos que no querían bajo ningún punto de vista desligarse de la Metrópolis, pese a que sí buscaban la atemperación del poder español en nuestros territorios. Estos pensadores defendieron con vehemencia sus ideas en los debates de mayo en 1810. 

    Seis años después, en 1816 después de la declaración de la Independencia, los argentinos nuevamente se fraccionaron por la forma de organización del territorio, y es así como nacieron los unitarios y federales, que llevaron sus visiones hasta la guerra. Fueron épocas difíciles donde constantemente había guerras civiles por defender sus ideas. Por fin, luego de 37 años y de numerosas batallas que dejaron gran número de fallecidos, logramos establecer nuestra Constitución Nacional. 

     Como la finalidad no es hacer historia, pues ya todos conocemos o deberíamos conocer estos acontecimientos, quiero presentar que si bien la famosa GRIETA se ha acrecentado en los últimos años, no sólo el gobierno K es responsable de ésta, ya que se encuentran en nuestras raíces las constantes luchas entre hermanos argentinos y la división. Si bien, la heterogeneidad de la población es sana, en nuestro país las grandes diferencias nos han llevado a luchar entre nosotros muchas veces, los “Boca-River” de nuestra política tuvieron como consecuencia a lo largo de la historia finales tremendos, dónde personas murieron por un pensamiento. 

     Actualmente, y por suerte, vivimos en un país donde rige la democracia y por lo tanto todos podemos expresar nuestros pensamientos sin morir por ellos, sin embargo, poco a poco las familias, los amigos y hasta las parejas van desmembrándose porque no somos tolerantes con el pensamiento del otro. 

      Hoy me gustaría que todos reflexionemos acerca de lo sano que es tener diferentes posturas en todo ámbito de la vida y sobre todo en el político, ya que enriquecemos los debates y conseguimos mejores soluciones. Esto debe ir acompañado de una gran objetividad a la hora de observar a nuestro espacio político o al funcionario con el que mejor congeniamos, ya que si aceptamos todo ciegamente se convierte la admiración en un enamoramiento que no nos sirve para crecer como sociedad, ni nos permite criticar lo malo. 

“La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias.” Antonio Fraguas Forges